CUADRO, PARED Y CABECERO: TIENES DORMITORIO NUEVO

Nuestro piso familiar tiene 30 años, pero ha ido caminando con el tiempo cogido de la mano.
Todo aquel que entra refiere la calidez y la comodidad que percibe y que le envuelve, no hay mejor sensación que la de sentirse cómodo en tu casa y si ese sentimiento se manifiesta en los demás, felicidades, has triunfado.
Esta percepción atrae a tu casa energía positiva, paz ,tranquilidad, alegría, risas y luz.
Un piso de 30 años requiere con el tiempo reformas estructurales tipo cambio de tuberías, suelos, maderas...Pero no deja de ser igual de importante el aspecto decorativo que actúa directamente sobre tu psicología de vida.
De la misma forma que nos compramos alguna prenda de temporada, nuestro hogar también necesita renovarse. No hablamos de comprar muebles y tirar la cocina, no te equivoques, sólo con que pongas unas flores en esa esquina olvidada o que cuelgues otro cuadro, ya estás activando un flujo de energía nuevo o simplemente sin apenas darte cuenta, ese cambio te alegra la vista, sólo por eso ya merece la pena.

Como en todos los hogares en algún momento, en el nuestro hemos pasado por una época verdaderamente triste. Son esas situaciones que parecen que ya no pueden empeorar y que finalmente lo hacen , de manera que te dificultan levantar otra vez el ánimo.
No es mi intención daros la lata, pero es una forma de introducir la necesidad del cambio. Está claro que son muchos factores importantes lo que ayudan a volver a ver la vida con alegría, pero nunca le restéis importancia a vuestro hogar donde vivimos todo tipo de emociones.
Cambios insignificantes pueden devolver retazos de alegría de forma significativa a tu vida, ahí va mi ejemplo:

La habitación de mi madre estaba pintada en un tono azul bebé que se había estropeado con el paso de los años y el roce de los muebles. En unos días libres que tuve le dije que le daríamos un cambio con poco presupuesto, unos 60 euros. Le pedí que me dijera que tono le gustaría ver en su habitación y se fue a la gama de los rosas.
Le pinté la pared del cabecero en este magenta y el resto de las paredes en un tono de magenta que casi parece blanco para potenciar el contraste.
A continuación encargué un lienzo muy grande sobre el que pinté este dibujo que ya tenía proyectado y que le iba de cine.

Finalmente, pinté el cabecero con las dos pinturas de las paredes para que se integrara todavía más. Antes era el típico de forja verde.

Este fue el resultado final, muy agradable y relajante. Sólo gastamos en la pintura y el lienzo, con ganas y paciencia cualquiera de vosotros puede hacer un cambio pequeñito, pero grande a la vez.

Semanas después, mi madre hizo este cuadro de punto de cruz que le quedó muy chulo.
En otras entradas os iré enseñando poco a poco todo lo que hacemos en punto de cruz e intentaré aportar los gráficos que se vean bien. No tendría problema en mandarlos por correo en caso necesario.

Espero que os haya gustado. Muchos besos!
Raquel.